Las encuestas de
opinión deben
considerar entre
sus interrogantes
la agenda de la
gente, es decir, los intereses
verdaderos y urgentes
de la población, además
de los temas planteados
desde los medios de comunicación.
Tal es la opinión de
Heriberto Muraro, sociólogo
y catedrático argentino
experto en sondeos
de opinión, quien refiere
que las empresas dedicadas
en su país a dicha labor
toman en cuenta esta
metodología para su trabajo
de campo.
Para el estudioso,
quien también dirige la
empresa Telesurvey, con
sede en Buenos Aires, el
manejo de las encuestas
se dirige a “medir la actualidad
de la gente”.
“ Nosotros no sólo medimos
lo que ésta opina
frente a lo que le van dando
los medios, sino también
sobre su propia
agenda”, señala.
Esto permite que se
haga una comparación
entre “las novedades de
los medios de comunicación”
y los temas que interesan
a la población.
Muraro sostiene que
en Argentina la información producto de las encuestas
es puesta abiertamente
a consideración del
periodismo.
“Todos los lunes le informamos al periodismo –de manera pública y
abierta– qué aspectos destacó
la gente de la semana
inmediatamente anterior”,
refiere.
Manipulaciones
Respecto a posibles manipulaciones
en los resultados
de las encuestas,
recuerda que ello ocurría
en su país cuando éstas recién empezaron
a ser ejecutadas nuevamente,
pues muchos políticos
y periodistas “las tomaban
muy a la ligera”.
“Después de cierto
tiempo, los medios se pusieron más exigentes y
ahora sólo publican las
encuestas de las empresas
de investigación reconocidas.
Además, éstas
tienden a ser convergentes.
Sus resultados se parecen
mucho entre sí. Y
esos encuestadores fantasma
que inventaban,
desaparecieron”, añade.
En ese sentido, considera“poco probable”
que cuando los resultados
de diversas compañías encuestadoras
coincidían
respecto a un tema obedeciera
a una concertación
entre ellas.
“Para el conjunto de
encuestadoras de un país
no es fácil concertar con la
finalidad –por ejemplo–
de criticar al presidente” ,
manifiesta.
Respecto a las críticas
que en ese sentido se hacen
a las encuestadoras
en el Perú y en otros lugares de Latinoamerica,
Muraro afirma que esto
equivale “a tratar de matar
al mensajero porque
el mensaje no les gusta”.
Muraro califica de
errada la creencia de que
el electorado tiende a “votar a ganador” y afirma
categóricamente que
los sondeos a “boca de urna”
no funcionan en lo
absoluto, pues –en la
práctica– ello supone
exigir al encuestado dar
una respuesta de manera
pública sobre algo
que ya hizo de manera
confidencial.
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