Chachapoyas, ene. 08 (ANDINA).- ¿Qué le animó a postular a la alcaldía de Chachapoyas?
–El sentimiento que quiero hacer algo por esta tierra, de contribuir con esta zona. Es una de las zonas más pobres del país. Hay tanto por hacer, pero tiene también excelentes recursos naturales y culturales que se pueden aprovechar, como la fortaleza de Kuélap, por ejemplo. Lo que se ha avanzado es muy poco, apenas recibimos dos mil turistas al año.

La gente ya me conocía, yo los visito siempre y no sólo por la campaña electoral. No hemos hecho promesas que no podíamos realizar, porque sino la campaña se convierte en negocio y los gastos que se hacen, luego se buscan recuperar. Eso pervierte a la política. La gente quería una nueva alternativa y no seguir en lo mismo.

¿Cómo enfocará su trabajo en la municipalidad?
–Es un reto nuevo, totalmente diferente a lo que he hecho, en mis 25 años que tengo en esta maravillosa tierra mi mayor tiempo lo he dedicado a trabajar en el campo. Vamos a hacer algo, El turismo será uno de los sectores al que dedicaremos más atención, lo promoveremos en el mundo.

¿Cuáles son los principales problemas de la provincia?
–La mayoría de pobladores sufre del problema de la falta de agua potable; el servicio de salud es escaso, especialmente en las zonas rurales y donde pensamos enfrentarlo con un pequeño hospital de campaña. Además, debemos trabajar en el tema del medio ambiente, la deforestación y la erosión de tierras.

¿Se contactará con entidades cooperantes de Alemania?
–Tengo amistad con algunos miembros de la GTZ (Cooperación Técnica Alemana) y aprovecharé esas relaciones. También confió en lograr el establecimiento de hermandades con ciudades europeas. Buscaré donaciones e intercambios culturales y promoveremos la cultura Chachapoyas.

Aquí hay más calor humano

Vine al Perú por primera vez en 1971, recién había terminado la secundaria. En aquella época para llegar a Chachapoyas se tenía que caminar tres días hasta Balsas y luego hacer el recorrido en bote, por el río Marañón. El viaje me gustó y estuve tres meses en Chachapoyas. Al regresar a Alemania hice mi servicio militar, luego ingresé a la Universidad de Berlín, donde opté por especializarme en antropología, etnohistoria y arqueología. Cuando estaba a punto de terminar, debía presentar una tesis y me acordé del viaje que hice al Perú.

Regresé a Chachapoyas en 1980, he hice mi investigación de campo sobre la cultura Chachapoyas. Esta zona es un lugar donde se puede trabajar mucho, es sana, no hay industria y la vegetación está casi intacta. Aquí hay más calor humano que en Europa, la vida resulta más intensa. Aquí hice mi vida, me casé con una chachapoyana y tengo dos hijos (Thomas Blas y Luisa Fátima, ambos de tres años).

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