¿Tiene más poder en la PCM?
–La ‘chamba’ es un poco más desarticulada, una especie de pulpo. Se es responsable de muchas cosas, pero al mismo tiempo de nada. De aquí se apoya al resto, esa percepción no está bien entendida. No tenemos mucho tiempo para hacer muchas cosas. No estamos a cargo de los sectores. La PCM es un gran coordinador, un gran director de orquesta para dictar las pautas de una gran política integral, mas sólo puede dictar pautas generales, y lo que yo trato de hacer todos los días,
es ayudar a todos los sectores.
¿Su experiencia en otros sectores le ha servido de algo?
–Todas las experiencias sirven, sería estúpido decir que no. Ésta es una oportunidad maravillosa para hacer cosas desde otro lado. Me gustaría estar siempre acá. En estos momentos realizo gestiones orientadas para los niños, que desde el MEF no podría hacerlas. Le he pedido a Ana María Romero que me permita ayudarla en el tema de adopciones y prostitución infantil, porque poseo la capacidad de articular sectores y muchos amigos.
¿Qué la ha sensibilizado tanto?
–Estoy un poco cansada del tema empresarial. Como tengo dos hijos preadolescentes, la realidad de la prostitución infantil me conmueve, pienso en qué suerte tienen unos chicos y qué desgracia, otros.
¿Su hija se identifica con lo que usted hace?
–No, a ella le disgusta que salga en el periódico o que hablen de mí. Pero la vez pasada ocurrió algo gracioso: me llamó un amiguito de ella por teléfono, y como estaban en un restaurante pagando la cuenta, me preguntó por qué pagaban el 19 por ciento. Le debí explicar que con esa plata se compraban vacunas para los niños, se construían escuelas y carreteras.
¿Le parece que las mujeres viven el poder de otra manera?
–Por supuesto. Pero una cosa, la gente cuando vive el poder lo hace solitariamente; la soledad es una característica, mas las mujeres lo viven de manera más horizontal. Nosotras entendemos el poder como la capacidad de hacer cosas.
¿Qué es lo que le agrada del poder?
–El poder de servir, de ver que lo que haces tiene efectos concretos en las personas. Cuando trabajé en el Ministerio de Energía y Minas, sentí una emoción muy grande cuando vi publicada en el Diario Oficial El Peruano una norma que había propuesto y trabajado.
¿Cree que Lourdes Flores Nano debería explotar en su campaña el hecho de ser mujer?
–No creo que deba hacerlo, es mujer y punto. Ella es distinta, pero no voy a hablar mucho de política porque me andan criticando. Yo creo que las mujeres tenemos un juego diferente. Estamos en política, aunque también en otros lugares, en otras áreas. Los hombres nos han abierto la puerta de la cocina y nosotras salimos corriendo.
¿Compararía el poder de la política con el poder de la maternidad?
–No. El poder de la maternidad está más mezclado con el placer, se ejerce influencia sobre los hijos, pero no poder. Está más mezclado con el amor, lo sereno, lo contemplativo. El otro poder, es la capacidad de hacer cosas para los demás, hay pasión, locura.
¿La maternidad es una amenaza para que la mujer ingrese a la política?
–No, para nada. La maternidad constituye parte de la vida de la
mujer, es lo único que no nos pueden quitar los hombres. Existe la excusa para muchas de que la maternidad es una razón para dejar de ver su propio desarrollo personal. Eso es para las que quieren. En mi familia somos cinco hermanas mujeres y todas trabajamos. Creo que se trata de realizarse tanto en el hogar como fuera de él.
¿Deshumaniza ser una autoridad pública?
–Mira, las mujeres tenemos la capacidad de hacer varias cosas a la vez, y a veces tu casa se transforma en país. Cuando veo a mis hijos lo bien que están, y luego veo a los otros niños, me da cargo de conciencia. Por eso valoro el lugar en el que estoy, porque me da la oportunidad y capacidad de cambiar cosas.
Pero el resentimiento y la discriminación dificultan el diálogo,
por eso la población no apoya el TLC.
–Las marchas contra el tratado de libre comercio son inducidas.
Pero empatan con sentimientos que ya no se pueden desconocer.
–Eso es cierto, hay que aceptar que los otros piensan diferente a ti, y que tienen todo el derecho a hacerlo. Pero nos debemos respetar. En este país hay una falta de respeto por las ideas del resto, no hay correa. La tendencia es a colocarse por encima de los otros, y de no ser capaces de entendernos y aceptarnos los unos y los otros.
Si las mujeres aparecen más en la escena política, ¿pueden disminuir esas brechas?
–Sí creo, porque tienden más a la igualdad, al diálogo, al
entendimiento, a la comprensión de asuntos que pueden ser más difíciles para los hombres porque somos diferentes. El tema de la igualdad de género me hace reír. No somos iguales, somos mejores, jajajaja
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¿Eres una mujer que le agrada la política?
–Me encanta la política y me gusta el poder.
¿Ha afectado tu vida privada?
–Por supuesto, y lo veo mediante mis hijos, que ya son más grandes y empiezan a exigirme o a decirme “qué es lo que estás haciendo, mamá”. Claro que afecta. A veces los chicos escuchan cosas de gente que tiene mala leche. Me ocurre también que no veo a mi familia, tampoco a mis amigas. Pero tengo una vida privada tranquila y un par de amigos casi tranquilos, jajajaja...
¿Qué tipo de hombre te gusta?
–Uno que me haga reír. El problema de los hombres es que quieren hablar de cosas serias o inteligentes. Y uno no quiere eso, sino que cuente chistes, te relaje y te invite un buen trago.
“Tengo en duda mi postulación al Congreso”
¿Postulará al Congreso?
–Eso todavía está en duda, porque cada día pienso más que me debo quedar acá porque tengo un montón de cosas pendientes.
¿En qué momento sintió fragilidad?
–¡¡¡Uyy!!! Tengo un problema cuando debo tomar dos decisiones y las dos son malas.
¿En qué momento ha llorado?
–Nunca he llorado, porque si lo hago, ya no paro. ¿Los ricos del Perú se preocupan por los pobres del Perú?
–Algunos. Unos mucho, otros nada. Es un compromiso que no todos lo asumen.
En los próximos veinte años, ¿qué deben realizar los ricos de todas maneras?
–Pagar los impuestos y participar de manera más activa en la vida del país, porque el Perú nos pertenece.
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