La sabiduría que emana Machu Picchu, una de las joyas del Perú para el mundo, es inagotable. Los incas, sus edificadores, nos dejaron valiosas enseñanzas sobre construcción y planificación del territorio que salen a la luz gracias a recientes investigaciones y maravillan al mundo. Y es que su arquitectura e ingeniería alcanzaron un gran esplendor que, ni en plena era tecnológica, se ha podido igualar.
Quizás al recorrer u observar videos o fotografías de la construcción de piedra más impresionante del Perú —inscrita en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco—, se percató de las separaciones entre las rocas de sus muros y algunos bordes rotos, y se preguntó el porqué de esto. La respuesta es impresionante.
El Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (Ingemmet) reveló a la Agencia Andina que dos terremotos de por lo menos magnitud 6.5, registrados alrededor de 1450, provocaron la deformación de los muros de Machu Picchu y motivaron que los incas empiecen a usar una arquitectura sismorresistente.
Este es uno de los primeros resultados del proyecto de investigación científica Cusco-Pata, desarrollado por Ingemmet para identificar los movimientos telúricos que ocurrieron en el pasado y saber cómo afectaron a las antiguas culturas, como la Inca y la Wari.
La información ha sido difundida por prestigiosas publicaciones científicas como la revista Journal of Seismology.
Ciclo sísmico
Al definir los eventos máximos y períodos de recurrencia se podrá determinar el ciclo sísmico de la región Cusco y establecer el peligro sísmico y las zonas más vulnerables.
Según información histórica, el Cusco fue afectado por sismos de elevada magnitud, por ejemplo, los de 1650 y 1950, pero nunca se pudo determinar cuál fue la falla geológica que generó estos movimientos telúricos.
El proyecto del Ingemmet se centró en dos fallas geológicas activas que están cerca de la ciudad del Cusco: Tambomachay y Pachatusan, que, por sus características, son capaces de generar grandes terremotos, los cuales, sin duda, afectan el desarrollo de la sociedad.
“Por primera vez en la historia se han combinado las técnicas de paleosismología, arqueosismología y tectónica activa en un estudio de esta naturaleza”, resaltó Carlos Benavente Escobar, coordinador e investigador del proyecto Cusco-Pata.
¿De dónde viene el acrónimo Pata? De las palabras paleosismología, arqueosismología, tectónica activa. Además, pata en quechua significa relieve y la falla genera una grada o relieve en la superficie.
Época de Pachacútec
“Creemos que estos sismos ocurrieron en el período del inca Pachacútec, quien habría ordenado la construcción de Machu Picchu, porque observamos que hay un cambio en el método o tipo de arquitectura en este sitio arqueológico”, expresó.
La afectación o deformación se evidencia en el templo del Sol, cerca del Intihuatana y en todos los centros ceremoniales, es decir, se presentan a lo largo de Machu Picchu. Se observa una inclinación preferencial de los muros hacia una sola dirección.
“Vemos aberturas entre las rocas y piedras, lo cual no es típico de los incas porque ellos tenían una construcción impecable, perfecta. Algunos bordes de las rocas están rotos, lo que quiere decir que en la ondulación de la tierra [sismo] se golpearon entre ellas, lo que ocasionó las roturas”, explicó.
Tras estas deformaciones, se cree que Pachacútec dispuso una arquitectura moderna y colocar mampostería para reparar los daños ocasionados por los terremotos. “Hay mucha más investigación que se debe efectuar”, apuntó, al comentar que en las andenerías también se aprecia un cambio de arquitectura.
“Estamos calibrando las últimas edades de radiocarbono 14 para definir qué falla provocó los terremotos; por el momento, se sospecha que fue la de Tambomachay, ubicada a cuatro kilómetros del Centro Histórico del Cusco”, sostuvo.
Benavente aseveró que “no hay duda” de que el fuerte sismo también provocó la deformación de los muros de Sacsayhuamán, Tipón, Tambomachay, la calle de los Doce Ángulos de la ciudad del Cusco, entre otras zonas.
Celular y sismorresistente
Queda corroborado que los terremotos influyeron en la determinación de los incas de cambiar su arquitectura, pues no siempre fue sismorresistente, lo que ratifica que esta civilización manejó muy bien el territorio y tuvo una gran visión.
“Antes utilizaban bloques más pequeños, una arquitectura celular como la llamaban los incas. Era una construcción más rústica y se ha podido confirmar claramente la variación [tras los sismos]”, refirió.
Los bloques gigantes de piedra que se observan en Machu Picchu reflejan que los antiguos peruanos desarrollaron una arquitectura sismorresistente: bases anchas y la parte alta de los muros más angosta (estructura trapezoidal).
Además, las puertas tienen una forma trapezoidal con dinteles (bloques grandes) encima de las ventanas o paredes. “Esto posibilitó hacer más estable la construcción”, apuntó.
Benavente consideró que en el mundo no hay una arquitectura ni ingeniería que alcance el esplendor inca, hecho que ha permitido que “desde muchas partes del mundo vengan a estudiarlas”.
Planificadores de primera línea
“Los incas, qué duda cabe, fueron los mejores planificadores del territorio. Supieron convivir con diversos peligros geológicos, como terremotos, deslizamientos y huaicos. Ellos estuvieron preparados y ya sabían a qué peligros se exponían. Eso es planificación del territorio”, sentenció.
Por eso, levantaron andenerías, una forma de ingeniería para controlar las zonas inestables, además de utilizarlas para cultivar, y edificaron en las partes altas tras identificar las áreas vulnerables a huaicos, indicó.
La mayor expansión de los incas fue en la margen izquierda del río Huatanay, precisamente donde se ubica la falla Tambomachay. Los geólogos se preguntaron, entonces, ¿por qué se siguen ubicando en este sector, pese a los peligros?
Tras este meticuloso estudio científico, la respuesta es más sencilla: la falla es un conducto importante del agua.
“Los incas querían agua; por ende, preferían mejorar las condiciones estructurales de sus viviendas antes que alejarse de la fuente del recurso hídrico. Sobre la base del agua funcionó el imperio del Tahuantinsuyo”, enfatizó.
En esta zona hay construcciones sismorresistentes. Un claro ejemplo es Tipón, una obra de arte ingenieril, con acueductos que funcionan hasta la fecha y han soportado muchos sismos porque la estrategia de construcción fue la adecuada. “Los incas supieron planificar muy bien el territorio”, insistió.
Benavente continuó: “Debemos de aprender de lo sucedido para planificar nuestro territorio, tal como lo hicieron los incas. Ellos no abandonaron la zona, sino que mejoraron su arquitectura, su forma de construcción, que hoy es admirada por el mundo”.
Gestión de riesgo
En Machu Picchu se han hecho diversos estudios acerca del peligro por deslizamientos o inestabilidad de taludes, pero nunca trabajos sobre terremotos que hayan afectado la zona arqueológica.
“A partir de una investigación del Ingemmet publicada el 2013 vimos por conveniente desarrollar trabajos más específicos en fallas que se encuentran cerca de la ciudad. Así es como nació el proyecto Cusco-Pata”, comentó.
El aporte de Cusco-Pata, que empezó en 2016 y culminará el 2019, será invaluable, pues favorecerá a la planificación, el desarrollo socioeconómico del país y la conservación del patrimonio cultural.
La información es fundamental para el análisis del peligro sísmico en la región Cusco y contribuirá a elaborar planes de ordenamiento territorial y de gestión de riesgo, así como a forjar una cultura de prevención.
Benavente advirtió que se está poblando zonas de alta peligrosidad. “Ha crecido el número de viviendas de material noble construidas sobre la falla geológica Tambomachay”.
Trabajo de campo
Generación de imágenes georreferenciadas
¿Qué es una falla geológica activa? Es una estructura geológica que cuando se reactive generará un terremoto y, por consiguiente, un impacto en el desarrollo de la sociedad.
La migración de la cultura Piquillacta
Cusco-Pata también ha permitido identificar otro terremoto en el año 1000, que coincide con la migración de la cultura preincaica Piquillacta (los Wari), asentada en el sur del Cusco.
Benavente reveló que la ciudadela de Piquillacta fue afectada, lo que se refleja en la deformación de sus muros. A la par del sismo se identificaron procesos asociados como huaicos.
A partir de análisis a los restos arqueológicos de Piquillacta se descubrió que hay una correlación importante.
“Tenemos registros muy claros de que en esta época la falla Tambomachay se reactivó y, precisamente, coincide con la desaparición de la cultura Piquillacta del Cusco. La conclusión es sencilla: las fallas afectan el desarrollo socioeconómico de una sociedad”, afirmó.
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2016
Cusco-Pata gana proyecto de financiamiento de Fondecyt. -
Abril del 2017
Se inician trabajos de campo en ambas fallas con investigadores asociados de Reino Unido, Francia y España. -
Octubre del 2017
Primeros resultados de paleosismisidad de la falla Tambomachay. -
Junio del 2018
Resultados de eventos de paleosismisidad de Pachatusan y sobre efectos de deformación en los restos arqueológicos de Machu Picchu, Sacsayhuamán, Tipón, Tambomachay, Piquillacta y en el Centro Histórico del Cusco. -
Set-oct 2018
Difusión de resultados en el Congreso Peruano de Geología y publicación en revistas científicas indexadas. -
2019
Se socializarán los resultados de la investigación mediante talleres y conferencias. Publicaciones en revistas científicas indexadas.
Jóvenes en acción
El proyecto Cusco-Pata permite interactuar e intercambiar experiencias con especialistas de renombradas instituciones internacionales, a fin de interpretar de la mejor manera los resultados y socializar con las comunidades.
Cusco-Pata integró a estudiantes de Geología y Ciencias Sociales, para motivar la elaboración de tesis, con la asesoría y monitoreo del equipo de investigadores. Se trata de una forma de democratización del conocimiento con los nuevos profesionales.
Proyecto pionero
El proyecto Cusco-Pata se desarrolla en convenio con Fondecyt del Concytec y con la colaboración de investigadores asociados de la Universidad de Oxford del Reino Unido, del Instituto Geológico y Minero de España e ISTerre de Francia.
Benavente aseguró que Cusco-Pata es un proyecto ícono en Perú y en el mundo, porque es la primera experiencia que incorpora investigaciones multidisciplinarias de paleosismología, arqueosismología y tectónica activa.
“No hay experiencia similar en Latinoamérica. Existen estudios en Argentina y Ecuador con el componente de paleosismología, pero con el de arqueosismología no. Lo que tenemos nosotros es único, es un proyecto pionero”, destacó a la Agencia Andina.
La paleosismología permite identificar los sismos que ocurrieron en los últimos miles de años. “Vamos a disponer de una ventana de observación mucho más amplia sobre la recurrencia de estos eventos sísmicos asociados a fallas geológicas”, señaló.
“Otra técnica, usada en yacimientos arqueológicos de Roma y Grecia, que hemos traído a Perú y es la arqueosismología, que tiene el objetivo de identificar efectos de deformación asociados a sismos en los muros incas o preincaicos”, apuntó.
La tectónica activa, en tanto, contribuirá al entendimiento de la deformación reciente de la corteza terrestre.
Cusco-Pata es un proyecto integral, cuyos primeros resultados reafirman la sabiduría de los incas en diversos campos y que, sin duda, seguirá deslumbrando al mundo. Además, será una herramienta vital para la conservación del patrimonio cultural que forma parte del ADN de todos los peruanos.
Equipo de investigación del proyecto Cusco-Pata
Dr. Carlos Benavente
Dr. Richard Walker
Dr. Christoph Gruetzner
Dra. Laurence Audin
Dr. Swann Zerathe
MSc. Edú Taipe
Dr. Miguel A. Rodríguez
Ing. Fabrizio Delgado
Ing. Briant García
Ing. Enoch Aguirre
Ing. Lorena Rosell
Bach. Anderson Palomino
Lic. Jorge Seminario
Lic. Danitza Churata
Fotogalería del sismo de 1950
El sismo catastrófico más reciente que sacudió Cusco fue en 1950, el cual, según informe de la Unesco, destruyó el 60 % de la Ciudad Imperial.
Hay arquitectura colonial sobre muros incas y las fotografías muestran que la primera colapsó, mientras que las construcciones incas se mantuvieron y sufrieron daños muy ligeros.
Colaboradores
- Investigación y textos: Jessica Olaechea Tejada
- Edición: Félix Paz Quiroz
- Corrección: Gustavo Riega Mogrovejo
- Infografías: Paola Osejo Marchino
- Diseño y maquetación: Darío Gutiérrez Gamarra
- Cámara y edición de videos: Karol Muñoz Estacio