Patrimonio
La inscripción de la festividad en la Lista Representativa de la Unesco contribuye a la toma de conciencia respecto a la habilidad que tiene el patrimonio cultural inmaterial de crear espacios de intercambio y cohesión social.
Y es que se trata de una celebración de la diversidad de creencias religiosas y expresiones culturales, como testimonio de respeto y diálogo entre las comunidades aimaras y quechuas, las citadinas y las rurales.
El antropólogo Hernández, especialista del Ministerio de Cultura, destacó que la Festividad de la Virgen de la Candelaria es una de las más grandes del sur andino y del país. FOTO: HÉCTOR VINCES
Este proceso representa un ejemplo positivo de salvaguardia de una expresión de patrimonio inmaterial gracias a la intervención y al consenso de la población por mantener viva esta fiesta multitudinaria que enorgullece al Perú y al pueblo puneño en especial.
Hernández recordó que para la postulación de la Festividad de la Virgen de la Candelaria como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad "primaron los componentes de la fe, la manufactura —de los trajes, las botas, las máscaras— y los bailes".
"En lo que se basó el expediente y esta declaratoria es en la manifestación de fe que se da mediante un sinfín de cosas, pero, sobre todo, a través de la danza, y esa es una característica de origen prehispánico".
Afirmó que tras la declaratoria se creó un comité de salvaguardia y se ha profundizado la investigación histórica-etnográfica sobre la Virgen de la Candelaria y algunos aspectos relacionados; ambas medidas forman parte del plan presentado a la Unesco.
Los maestros mascareros cumplen un rol fundamental, pues la máscara es uno de los elementos centrales de la festividad. FOTO: MINISTERIO DE CULTURA
El 13 de febrero se efectuará la IX Parada de Sicuris, que recorrerá las principales arterias de la Ciudad del Lago. FOTO: MINISTERIO DE CULTURA
"El proceso de postulación de la Candelaria fue muy interesante; hubo más de 25 reuniones con 14 asociaciones de Puno, que tenían miradas y expectativas diferentes, las cuales se plasmaron en el plan de salvaguardia".
Al respecto, Gary Mariscal afirmó: “Hasta antes del proceso en Puno se hablaba de folclor y hoy hablamos de Patrimonio Cultural Inmaterial. Es un gran cambio, porque se suma el concepto de salvaguardia del patrimonio”.
“Se formó el comité de salvaguardia, una agrupación de instituciones presidida por el Gobierno Regional de Puno, que tiene como principal objetivo la implementación de las acciones de salvaguardia propuestas a la Unesco”.
Además, se cuenta con un plan que incluye un conjunto de acciones que las instituciones se han comprometido a poner en práctica, progresivamente, a fin de proteger la expresión cultural.
“Por ejemplo, en el 2018 se logró un reconocimiento al comité por parte del gobierno regional y se implementa un proyecto de inversión pública, que está en etapa de perfil, en salvaguardia de la festividad”.
A mano
La festividad no sería la misma sin los bordadores y mascareros, aquellos artistas que, en su mayoría agrupados en núcleos familiares o ayllus, hacen gala de su imaginación y creatividad para dar origen a obras de arte. El diseño —barroco, contemporáneo, de estilo puneño— y el color deberán estar en diálogo con la coreografía del conjunto.
Agujas, hilos, telas y pedrería son los materiales básicos para confeccionar los miles de trajes que lucen los bailarines. En los talleres de bordado lo que menos hay es tiempo, pues los bordadores deben cumplir con los múltiples contratos.
Simón Nahuincha es uno de los bordadores más reconocidos de Puno. Cuenta que a los 7 años empezó a trabajar en el taller de su maestro bordador Simón Guillermo y se enamoró del oficio. Ahora, tiene más de 40 años de experiencia.
Los maestros bordadores tienen un rol fundamental. Ellos se encargan de confeccionar los coloridos trajes que se exhiben durante los festejos. FOTO: MINISTERIO DE CULTURA
"Confeccionar trajes es una tradición de Puno; la región se caracteriza por sus vestuarios elegantes", afirmó orgulloso el presidente de la Federación de Artistas, Bordadores y Mascareros de la Región Puno.
Este año, su taller tuvo a cargo la confección de 60 trajes para danzarines de diablada y caporales. "Trabajamos encerrados hasta las dos de la mañana. Es muy laborioso y sacrificado", contó cuando estaba en plenos ajetreos.
El extinto escritor puneño Enrique Cuentas Ormachea decía que el propósito de las máscaras en las danzas no es enmascarar al portador, sino que este asuma el rol representado por ellas.
Un traje en alquiler-estreno cuesta, según la calidad, de 250 a 800 soles. Con arte mezclan el terciopelo, la licra, la tela con lentejuelas y lamé. Luego toca hacer los bordados con hilos dorados, perlas y piedras de colores.
"Hasta 1980 se bordó con hilos de oro, se llamaba encadenado. Se dejó de hacer por el alto costo; cada carretito cuesta 300 soles, ahora se usan hilos brillantes de colores mucho más económicos", explicó a la Agencia Andina.
Don Simón estimó que en la región altiplánica existen alrededor de 400 bordadores y la mayoría se concentra en Juliaca y Puno.
Ahora los maestros mascareros emplean hojalata y fibra de vidrio para confeccionar vistosas máscaras; antes usaban yeso, arcilla, latón, tela, lana y cuero de animal. FOTO: EDDY RAMOS
Por su parte, los maestros mascareros ahora usan hojalata y fibra de vidrio, lo que ha permitido aminorar los costos y la mano de obra. En un inicio estas eran hechas de yeso, arcilla, latón, tela, lana y cuero de animal.
Elemento característico
La danza es uno de los elementos más característicos de la cultura altiplánica y una forma de expresión de los puneños. Por ende, un ingrediente gravitante en la festividad.
Desde la perspectiva del Ministerio de Cultura se “valora mucho la parte autóctona, por ser lo más auténtico y original de la festividad; sin embargo, se reconoce la vistosidad del concurso de danzas con trajes de luces, que atrae a miles”.
Según la Federación Regional de Folclore y Cultura de Puno, este año participarán 198 conjuntos, de los cuales 112 son de danzas autóctonas, provenientes en su mayoría del interior de Puno. Estas se presentarán el 3 de febrero en el estadio monumental Enrique Torres Belón y lo harán en series: danzas carnavalescas, danzas agrícolas, danzas pastoriles y sicuris.
Los otros 86 conjuntos interpretarán danzas con trajes de luces (mestizas), en el mismo escenario el 10 de febrero.
También lo harán por series: kullahuadas, kallahuayas, llameradas y doctorcitos; wacas wacas, tinkus y tobas; sicuris; caporales y tuntunas; reyes morenos y reyes caporales; diabladas y morenadas.