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Los nuevos peruanos
Esta nueva Lima implica la existencia de un nuevo Perú, un Perú con el que o estás con él o estás contra él; es decir, te gusta, es tuyo, formas parte, eres miembro de una corriente principal o, simplemente, quedas fuera, eres el nuevo periférico, el nuevo marginal, la minoría, y esta discusión también tiene su lado inevitable pero también estético y ético y político y profundamente vivencial: digamos, los cholos, los peruanos, están decididos a gobernar el país sin necesidad de hacer una revolución radical previa. Sendero Luminoso (criollos provincianos o mestizos) le declararon la guerra al Estado criollo, pero los nuevos peruanos lo han cercado, le han quitado aire, se lo han comido desde los movimientos civiles, societales, es decir, simplemente han avanzado, han invadido, se han informatizado, se han empresariado, se han educado, se han vuelto más peruanos aún, buscan una identidad incluso más allá de nuestras fronteras, saben que son mercado, consumidores, votantes, que mueven billete a granel y no entienden por qué los llaman Cono cuando son el Nuevo Centro, el ombligo, son y están en Lima, of course, en Chimbote, en Juliaca, en Pucallpa, en Huancayo, en Ica. La lógica del funcionamiento económico reposa en ellos, son los informales, los microempresarios, los minifundistas, los camioneros, en todo caso como escribió Jhoni Salazar, los cholos podemos vivir sin ellos, pero ellos no pueden vivir sin nosotros. El país colapsaría, desaparecería.
Queda por decir, finalmente, que en esta inmensa metamorfosis no tiene por qué confundirse en esquemas rígidos de control y abuso ni de descontrolada anarquía. Un país cholo significa un país amplio, libre, creativo, dueño de su destino. Así así, y si no, no vale.
Abelardo Sánchez León
Tomado del prefacio del libro Ciudad de los Reyes, de los Chávez, los Quispe, de Rolando Arellano y David Burgos |