Lima, ago. 15 (ANDINA).- Momentos dramáticos se vivieron en la sede del Congreso, en Lima, luego que, a las 18:41 horas, se registrara el sismo de siete grados en la escala de Richter, lo que obligó a los parlamentarios, personal de seguridad y periodistas a abandonar raudos las instalaciones.
La emergencia llevó a que el presidente del Parlamento, Luis Gonzales Posada, ordenara que el personal que allí labora retorne a sus hogares.
Si bien en aquel momento no se registraba ninguna actividad oficial en el Palacio Legislativo, eran numerosos los parlamentarios de diversas bancadas que permanecían en sus instalaciones, así como numerosos empleados administrativos y de seguridad.
Lourdes Alcorta, Luis Galarreta, Edgard Reymundo, Isaac Serna, César Zumaeta, entre otros legisladores, debieron salir hacia la Plaza Bolívar junto a los trabajadores y periodistas que en ese momento se encontraban en el lugar. Gonzáles Posada se encontraba entre ellos y pidió calma una vez que el movimiento cesó.
Por encontrarse en el tercer piso del recinto, las oficinas de coordinación de las bancadas fueron los lugares en donde la magnitud del sismo fue sentida con mayor intensidad, generando raptos de histeria y honda preocupación.
Trabajadores que allí se encontraban reportaron que debido a los movimientos, se generaron grietas en las partes altas de dicho piso.
La evacuación del personal se realizó de forma rápida, completándose cuando los sismos continuaban produciéndose.
Así, quienes se encontraban en la Plaza Bolívar atestiguaron el pánico de los transeúntes y la incesante oscilación de postes y árboles en el lugar, la cual, a su vez, alborotó a un gran número de palomas y gallinazos que, ante la imposibilidad de permanecer quietos, sobrevolaron el lugar en gran número.
En el jirón Junín, ubicado a uno de los extremos del Palacio Legislativo, la población copó las calles. Cerca de media hora después prácticamente todos los locales comerciales cerraron sus puertas.
Algo similar se registró en las primeras cuadras de la avenida Abancay donde incluso la gente copó el carril reservado para los vehículos de transporte público, restringiendo el transito a solo una vía.
A la espalda del Palacio Legislativo, en el jirón Andahuaylas, los locales comerciales también cerraron sus puertas y sus ocupantes, así como las personas que allí residen, decidieron permanecer en la calle por el precario estado en el que dichos inmuebles se encuentran debido a su antigüedad y a su tugurización.
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