1936-2006


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POR SUSANA MENDOZA

Lima, oct. 16 (ANDINA).-
  Lo conocí en Marzo de este año, en plena campaña electoral lo entrevisté. Estuvo un poco tenso, renegó un tanto más pero cuando empezó a referirse a la democracia, y a lo importante de su defensa usando tan sólo nuestras leyes, transformó su actitud y se convirtió en un maestro.

Nuestra conversación tuvo buen final, y quizás por esa razón “off de record” me dijo:  “usted me preguntó por el rasgo que me caracteriza, la verdad, soy picón, pero no lo escriba por favor”. Y con una sonrisa de complicidad, casi como un juramento de sangre, cumplí entonces con aquel mandato.

Valentín Paniagua Corazao, partió hacia mundos menos conflictivos. Culminó su historia de político honesto y consecuente con sus principios pero también de esposo respetuoso y padre engreidor.  “Mis hijos me piden que deje la política, que por qué insisto, quizás por eso usted me vea poco con mi familia”, me dijo aquella vez.

Y es que para él la política fue la sangre de sus venas. Desde joven, desde su Cusco de 1936 (año en que nació) desde que tuvo 17 años e ingresó a la Universidad San Antonio de Abad a estudiar Derecho.

Lo recuerda perfectamente Aldo Estrada, actual congresista puneño por el partido Unión por el Perú (UPP) “Fue un estudiante brillante,  con mucho carisma, un líder. Lo recuerdo especialmente porque a partir de Valentín terminó la hegemonía del APRA en la federación universitaria de Cusco. Él tenía 18 años”, rememora el dirigente upepista.

Y como suele ocurrir cuando se activa la memoria, las imágenes aparecen en secuencia, un plano tras otro “Era un rebelde, trabajó con las mujeres en camaradería, conocía muy bien la realidad universitaria y encandilaba con su verbo. Tenía el don de llegar a todos”, cuenta.

Según Estrada, los estudiantes universitarios siempre estaban pendientes de lo que él proponía. Era extrovertido, tenía jale con las chicas, y ellas con cariño lo llamaban “Valentincito”. Y aunque era de baja estatura, nunca nadie lo ofendió. Lo respetaron siempre. Así ocurrió entonces, y así ha sido hasta el final.

La congresista por AP, Rosario Sacieta, también acude al pasado y nos confirma que la capacidad de ser decente fue lo que admiró en don Valentín, y que en el poco tiempo que se conocieron tuvo una actitud muy paternal con ella.

Cuenta la Dra. Ley que él apoyó su liderazgo como mujer. “Creo que me miraba como una alumna política rescatable. Fue generoso conmigo y muy preocupado por mi campaña, me orientó muchas veces. Inclusive en el mitin de cierre me permitió hacer un discurso. Es una pena que no haber tenido más tiempo para establecer una relación más intensa”.

El líder de Acción Popular, estuvo llamado para destinos superiores. Ese adolescente inquieto e inteligente fue diputado por Cusco y ministro de Justicia invitado por Acción Popular a los 29 años de edad. Y aquellos encendidos discursos de líder universitario se transformaron en propuestas legislativas y en políticas de Estado. 

El doctor Javier Arias Stella, correligionario suyo recuerda que empezaba la década del 70’ cuando una tarde sonó el timbre de su casa. “Acudí a abrir la puerta, y era Valentín Paniagua, reputado colaborador del gobierno recién derrocado que venía a manifestarme su voluntad de inscribirse en el partido”, escribió en un diario.

Acción Popular, sufrió la estampida de sus militantes después del 3 de octubre de 1968, y el interés de Valentín por ser parte del partido recientemente derrocado sorprendieron gratamente al doctor.

Cuando el Congreso lo ungió como Presidente Transitorio 2000- 2001, luego de la fuga del ex presidente Alberto Fujimori, Arias Stella manifestó que “la seriedad y serenidad en la actitud, la claridad y precisión en el discurso, mesura y ponderación en la respuestas le valieron para ser llamado a responsabilidades trascendentales”.

Y aunque es un reconocimiento consensual su prudencia, Don Valentín no lo fue hasta el delirio. La respuesta que le dio al periodista Nicolás Lúcar (28.01.2001) quien a través de un reportaje televisivo a un personaje anodino intentó involucrarlo con el lado oscuro del poder Fujimontesinista, fue feroz. Expresó con claridad su indignación por la farsa y la mentira. No le dio tregua alguna.

Y así como supo trasgredir su propia sensatez, también tuvo sentido del humor. Le decían “Chaparrón”, y en una emisora de radio prestigiosa imitaban su forma de hablar pausada, con excelente precisión. Él no se enojó jamás “no me disgusta que me tomen en broma, pero supuesto manteniendo los límites del respeto a la dignidad personal”, dijo una vez.

Su designación como presidente transitorio se produjo luego que la sociedad civil opusiera tenaz resistencia a la tercera reelección de Alberto Fujimori; que el Congreso declarara la vacancia de Alberto Fujimori por incapacidad moral permanente y que aceptara las renuncias de Francisco Tudela y Ricardo Márquez. Ambos, vicepresidentes de aquella gestión.

Su gobierno de transición duró ocho meses y tuvo la tarea de superar la crisis política que generó la caída de uno de los gobiernos más corruptos del Perú. Durante ese tiempo se propuso, y lo logró, tomar medidas certeras para detener a los responsables y cómplices de aquellos esos hechos.

Creó la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), la Comisión Nacional de Educación (CNE), mecanismos de transparencia en la gestión del Estado, las Procuradurías Ad Hoc de Lucha contra la Corrupción, encarceló a altos mandos militares involucrados en actos de corrupción cometidos desde el Estado, el Perú se reintegró a la Corte Interamericana de Derechos Humanos y detuvo a Vladimiro Montesinos, para mencionar sólo algunas medidas. 

Pero ya culminó su misión. Tenía 70 años, y así como todos  llegamos a este mundo para cumplir una tarea. La de Valentín Paniagua fue quizás la de conservar los principios de respeto a la ley, la defensa de la democracia y el ejercicio de la libertad y el acuerdo para conseguirlo. 

“El Congreso no debe ser excepción para la recuperación ética, y el saneamiento institucional del país. No permitamos que las pasiones nos cieguen, construyamos en medio de esta crisis, y emprendamos juntos la redemocratización, con un proceso electoral limpio y democrático. Trataré ser equitativo e imparcial”.

Con estas palabras, pronunciadas en su primer mensaje presidencial, nuestro querido “Chaparrón” mostró que siempre será mejor construir, creer y amar nuestro país. Mostró, sin ningún matiz que la esperanza se llama Perú.

Datos

Nació en Cusco el 23 de setiembre de 1936

Inició sus estudios de derecho en la Universidad San Antonio de Abad, y fue dirigente de la federación universitaria. 

Culmino en San Marcos. Fue abogado y profesor especialista en Derecho Constitucional

Diputado por Cusco en 1963 y ministro de Justicia en 1965, invitado por el primer gobierno de Fernando Belaúnde Terry.
Ministro de Educación en 1984, diputado 1980- 1985 por Acción Popular

Amante de su familia y las rosas. Esposo de Hilda Jara Gallegos y padre de 4 hijos: dos hombres y dos mujeres. Valentín,  Susana, Francisco, y Jimena.

2000. Denunció el fraude electoral, y defendió fervorosamente la participación ciudadana.

2000. Declaró la anulación de la candidatura a la Presidencia de la República de Fujimori por denuncia de falsificación de firmas y de la ley de interpretación auténtica.

(FIN) SM/RRR