¿En qué basa esta afirmación? Bueno, sostiene, hemos crecido creyendo que descendemos solamente de europeos, africanos o asiáticos porque nunca se realizaron estudios de genética para conocer realmente nuestro origen.
El estudio que Guio realizó sobre Diversidad Genética de la Población Peruana reveló que las muestras de ADN que recogió en las poblaciones nativas, amazónicas, asháninkas y matsés y de las comunidades andinas moches, uros, quechua y chopccas tienen un importante componente genético originario porque no se mestizaron.
“Es el primer estudio que aporta al genoma humano con muestras de ADN de antiguos nativos. Tal vez sean las únicas en el mundo por la condición de no mestizados. Hace 12,000 años llegaron los primeros hombres y mujeres a Perú, y lo hicieron por los andes, la costa era un desierto, se fueron hacia la selva, regresaron a la sierra y se fueron trasladando hacia el sur”, señala.
Tal vez, refiere, el mestizaje se dio durante la conquista española, pero se acentuó después de la Independencia, en 1821, con los europeos, africanos y asiáticos. Antes solo hubo mestizaje entre las comunidades originarias peruanas porque estuvieron segregadas durante siglos.
“Es nuestra hipótesis genética y con eso desaparecerán muchos mitos. Los peruanos tenemos muchas variedades de mestizo, no existe uno único. Este varía según el origen, si es del sur, centro o el norte”, indica.
Daniel Sánchez Velásquez, director de Ciudadanía Intercultural del Ministerio de Cultura (Cultura), afirma que el Perú se construye sobre su diversidad étnica, que se expresa a través de una diversidad de culturas. “Se nutre de ella”, precisa.
Actualmente conviven 55 pueblos indígenas, entre comunidades campesinas y nativas, afroperuanos, sociedades de mujeres y hombres que aún no tienen relación con las ciudades, los llamados “no contactados”; además de asiáticos peruanos, ítalos peruanos, y descendientes de diferentes países del mundo.
La tarea del ministerio es explicarle a cada uno que la sociedad peruana está fundada sobre la diversidad de pueblos que habitan en ella. Perú, explica, es uno de los pocos países del mundo que tiene una población con importante diversidad étnica, pero no se da cuenta de ello.
“Nos sentimos orgullosos por nuestra gastronomía, danzas, festividades, de los 3,800 tipos de papas que tenemos, pero no de los campesinos que las cultivan. Aún no somos capaces de ver que detrás de cada una de estas manifestaciones existen personas. Admiramos al objeto, no al sujeto que lo crea”.
"Todavía no hemos logrado construir una identidad: peruanidad es diversidad y la diversidad étnica genera interculturalidad", refiere Sánchez Velásquez quien agrega que, si el Estado no la implementa estará negando derechos, pues supone reconocer la existencia de diferentes etnias y culturas, y respetarlas.
“Recién en la Constitución de 1979 las poblaciones analfabetas, concentradas sobre todo en las zonas rurales del país, accedieron al voto. La mortalidad materna ha disminuido porque hoy se respeta el parto vertical en los servicios de salud andinos y amazónicos. Los escolares con lengua materna distinta al castellano, ya no la pierden”
Gracias a la Política Nacional de Transversalización del Enfoque Intercultural, desde la dirección que tiene a su cargo puede monitorear si los distintos sectores y niveles de gobierno diseñan políticas y servicios que respeten las distintas creencias, prácticas y visiones de los pueblos y eviten la discriminación.
¿Qué ocurría con la población africana y afrodescendiente en 1821, cuando se declaró la independencia del Perú? La historiadora Maribel Arrelucea, autora de la publicación Sobreviviendo la Esclavitud (IEP- 2018), analiza esta presencia entre el censo poblacional de 1791 y la abolición de la esclavitud en 1854. Para la investigadora, la independencia impacto en la sociedad colonial asentada en una compleja estratificación social.
“Los criterios sirvieron para inferiorizar: la condición de libre o esclavo, el color de piel, procedencia familiar, situación socio económica, vivir en la ciudad, sierra o en un obraje fueron suficientes para elegir qué lugar en la sociedad se ocupaba. La condición de esclavitud fue muy dura. Los vendían, los desarraigaban de sus familias, no tuvieron tribunales que los protegiera”, comenta a la Agencia Andina.
En agosto de 1821, luego de la declaración de la independencia, don José de San Martín promulgó la ley de vientres, recuerda Arrelucea. Una medida inspirada en las corrientes abolicionistas del siglo XIX y que el general aprobó para reducir tensiones sociales y cambiar la vida de los hijos concebidos por madres privadas de su libertad.
A partir de esa fecha nadie nació esclavo. La medida fue un hito importante, pero no generó cambios trascendentales. Lo mejor hubiera sido darles la libertad a todos, sostiene Arrelucea. Pero la abolición de la esclavitud en 1854 fue un anuncio largamente esperado por los afrodescendientes, destaca la escritora.
El protagonista de la noticia fue Ramón Castilla, entonces general alzado en armas contra el presidente Rufino Echenique por tener un gobierno corrupto. La manumisión de esclavos se concreta cuando asume la presidencia. Pero tampoco generó cambios. Mas bien las élites, económicas e intelectuales empezaron a criminalizar a los negros.
“Uno lee los diarios de esa época y encuentra declaraciones sorprendentes. Se afirmaba que los negros iban a salir en hordas a violar a las mujeres o robar. Ese estereotipo se instaló. En realidad, la República no supuso un cambio a favor. De 1791 a 1854 se produjeron reacomodos en donde los afrodescendientes perdieron mucho”.
¿Qué hace el Ministerio de Educación (Minedu) para que los niños, niñas y adolescentes de las escuelas públicas sean conscientes de que nuestro país es de todas las sangres?
En primer lugar, el especialista de la dirección de Educación Intercultural Bilingüe (EIB) del sector, Oscar Chávez, explica que el Minedu reconoce que hay diversidad étnica. Que existen diferentes formas de vida, de pueblos que conciben conocimientos, prácticas y creencias diversas.
La lengua es una de esas expresiones distintas. En el Perú del siglo XXI se han registrado 48 lenguas originarias, 17 de las cuales son amazónicas y están peligro de extinción, cuatro están en riesgo porque sólo la hablan dos generaciones (abuelas, abuelos y papás) y 27 aún son usadas por toda su población.
“Hablamos entonces de diversidad étnica, cultural y lingüística. Esto desde la perspectiva de los pueblos originarios que vivieron antes de la conquista, pero luego llegaron africanos, asiáticos y europeos. El Perú tiene una diversidad riquísima que hasta ahora no se reconoce, y nos esforzamos por hacerlo en las escuelas de EIB.”
A partir del 2011, recuerda, el Minedu identificó escuelas en donde los alumnos hablan un idioma distinto al castellano. Son más de 26,000 instituciones educativas y estudian 1’200,000 escolares que hablan su lengua nativa y el idioma oficial.
Con el Plan Nacional de EIB aprobado el 2016, se ha propuesto evitar la repitencia y deserción de este alumnado, se ha creado 40 alfabetos que le ha permitido publicar materiales educativos en 27 lenguas, está aumentando el número de maestros formados en EIB e incorporando en la gestión educativa a la sociedad civil.
“Queremos que en nuestro país no se discrimine por origen, costumbres, prácticas, etnias. Todavía se desconocen conocimientos y saberes ancestrales. Necesitamos romper estructuras mentales para que en este proceso de transformación participen todos los sectores.”