Pero el primer gran centro para la observación de aves es la Reserva Nacional de Paracas, ubicada a 250 kilómetros al sur de Lima. Las grandes playas y roqueríos de Paracas atraen a centenares de especies de aves de orilla, en especial entre los meses de mayo y setiembre, cuando la migración se encuentra en pleno auge.

A tres horas de Paracas se encuentran las islas Ballestas con un gran número de colonias de aves guaneras, aves de orilla provenientes de Norteamérica (chorlos y playeros) y del pingüino de Humboldt, especie propia de la corriente fría peruana.

En temporada de verano el cóndor andino visita a sus amigos en las loberías de Paracas y en invierno llega hasta el lugar el chorlo de la puna, el chorlo de campo y el huerequeque.

Camino al centro del país, a 298 kilómetros de Lima, llegamos hasta el gran lago Junín o Chinchaycocha, encuentro de aves acuáticas altoandinas y hogar del zambullidor de Junín, de cuya población quedan tan sólo algunas docenas de ejemplares.

Pingüinos de Humboldt

Perdiz Común

Lechuza Campestre
En Huánuco, el observador de aves debe dedicar toda una jornada, ya que a las afueras de Tingo María, en el Paso de Carpish, se encuentra con las famosas cuevas de las Pavas y las Lechuzas, consideradas como las zonas de bosque tropical con mejor acceso del país.

Carpish es una clásica abra o paso de altura marcado por la transición de dos ambientes muy distintos: la serranía esteparia y el bosque de neblina. Cubierta por una niebla casi constante, la zona es rica en bosques densos y rodales de bambú de altura, un hábitat de gran importancia para las aves de esta región.

Son abundantes aquí las bandadas mixtas de aves compuestas por varias docenas de especies de trepadores (Dendrocolaptidae), tangaras (Thraupidae), cotingas (Cotingidae), furnáridos (Furnariidae), atrapamoscas (Tyrannidae), hormigueros (Formicariidae) y perdices (Tinamidae).

Tingo María también ofrece lo suyo con abundantes cuevas de origen calcáreo que se constituyen en el escondite favorito de colonias de guácharos o tayos, las únicas aves nocturnas que se alimentan de frutas.

Agencia de Noticias ANDINA
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