El turismo rural puede constituir una esperanza de desarrollo para las comunidades campesinas y nativas. Las variadas manifestaciones culturales que existen en el Perú hacen que esta actividad constituya una gran oportunidad para dichos pueblos, y hacia eso apunta la estrategia del Mincetur.
Agarramos nuestras maletas y mochilas para emprender una ruta que nos lleve por destinos mágicos, llenos de misticismo, autenticidad y tradiciones milenarias. Son las
21 experiencias exitosas de turismo rural comunitario de nuestro país, escogidas
para impulsar una actividad que apunta a convertirse en fuente de desarrollo para los
pueblos más excluidos del Perú.
Pisamos fuerte para llegar al sur andino, como primera parada, donde la isla de Taquile, en el lago Titicaca, exhibe sus andenes, terrazas de cultivo y centros ceremoniales
preincaicos. Uno de los principales atractivos de esta comunidad de dos mil habitantes es la práctica de un textil tradicional único en el mundo, que la Unesco categorizó en 2005 como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Para quedar maravillados. Pero acá hacemos un alto para preguntarnos ¿qué es el turismo rural comunitario? El viceministro de Turismo, Eduardo Arrarte, responde que es la actividad en la que visitantes nacionales y extranjeros llegan hasta comunidades de la Costa, Sierra y Selva para compartir las experiencias de vida de estos poblados.
"Además de que pueden haber zonas arqueológicas y naturales o parques nacionales cercanos para visitar, hay una cultura y experiencia viva, así como una llegada directa a lo que estas comunidades practican todos los días en sus actividades cotidianas: agricultura, artesanía, pesca, confi dencias familiares en general."
Una precisión muy importante: no todo viene del cielo. Los comuneros recibieron una capacitación del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) y otras instituciones para que brinden una adecuada atención a los visitantes que comparten con ellos su diario existir, explica Arrarte.
"Es una mejora también de la autoestima de estas personas que, además, aprenden a tener un mejor cuidado de sus aguas, de sus baños, de la misma comida que preparan, para que ellos mismos estén más sanos y, a su vez, atiendan mejor a los visitantes que llegan a convivir en sus comunidades."
PERIPLO
Señor, ¿y su viaje?, ¿por dónde anda? Retomamos el camino y hacemos una escala en la comunidad quechua de Llachón, situada al norte de Puno, en la península de
Capachica.
Los comuneros reciben a los viajeros con sus tradiciones y cordialidad. Los turistas pueden disfrutar de la cultura del lugar, la gastronomía propia de la zona, apreciar la naturaleza y navegar sobre el lago sagrado de los incas: el Titicaca, gracias
al proyecto Titikayak. Misticismo al 100 por ciento.
Otra ruta se dirige al archipiélago puneño de Anapia, conocido también como Wiñaymarca, que significa "lugar siempre joven". Las 200 familias que habitan el conjunto de cinco islas, pertenecientes a las comunidades de Ccana y Suana, se dedican a la ganadería y la pesca.
Visitan la isla, mayormente, grupos de estudiantes que se enriquecen con una experiencia vivencial única, entre el voluntariado social y el turismo. Los jóvenes se instalan para colaborar con los pobladores y trabajan en el mejoramiento de las casas o campos.
Terminamos esta etapa del periplo de ensueño por Amantaní –que es la isla más extensa que posee el Perú en el lago Titicaca y que ofrece a sus huéspedes artesanía
en piedra, tejidos y peletería de alpaca– y en el archipiélago flotante de los uros, uno de los atractivos más tradicionales y conocidos para los viajeros que arriban al Altiplano. Acá hay nuevas experiencias para diversificar la actual.
ALTERNATIVAS
En un aparte, el viceministro Arrarte destaca la importancia de esta actividad para
las comunidades del interior. "El turismo y la artesanía pueden ser para estas comunidades casi la única esperanza de algún desarrollo económico y sostenible que no dañe ni explote ni malogre su medio ambiente, su lugar de vida."
Razón no le falta, pues, como él dice, hay comunidades en el país que están en poca capacidad de desarrollar actividades que puedan servirles para alcanzar un poco de desarrollo. "Están hace cientos, por no decir miles de años, alejadas de una posibilidad económica que les represente progreso".
EXPERIENCIAS
Damos un salto para aterrizar en la Región Cusco, donde el pueblo de Raqchi, situado en la provincia de Canchis, permite al viajero descubrir un museo vivo en lo que lo ancestral se manifiesta en la cerámica, música, danza, gastronomía y la indumentaria.
Un templo incaico dedicado a Wiracocha es parte de un majestuoso pasado.
Tres comunidades cusqueñas (Patabamba, Chillca y Kharthui) formularon su propia iniciativa para dar forma a la denominada Red de Turismo Vivencial Pacha- Paqareq, que brinda una oportunidad distinta de hacer turismo, pues combinan cada una las bellezas de sus recursos paisajísticos, naturales y arqueológicos.
Punto obligado de visita es Chinchero (Cusco), que deslumbra por su arquitectura tradicional mestiza, su atmósfera tranquila y apacible, así como por su mercado
artesanal.
Chahuaytire, tierra de tejedores, que se constituye en un magnifico lugar para conocer el tejido tradicional cusqueño y compartir momentos con su gente, así como las comunidades de Willoc y Patacancha, próximas a Ollantaytambo, donde se combinan las vivencias con los textiles, cierran el circuito del sur andino.
RESPETO
Para el viceministro Arrarte, un aspecto muy importante es que se respeten las costumbres de estas familias, "que no entremos con el afán, como se hizo erróneamente en el pasado en algunos casos, de querer cambiar sus formas de vida y
querer volverlas un poco parecidas a nosotros, que provenimos de las urbes". "Esa actitud sería un error. Se trata de ir a convivir con ellos, a aprender de ellos y de que los visitantes peruanos y extranjeros hagan lo propio, a compartir tal vez un poco de lo bueno que tenemos en las urbes con lo muy bueno que hay en las zonas rurales, en las comunidades alejadas. Es importante tratar de llegar a un balance entre ambos conocimientos de una forma positiva para ambos."
Recalca que no deben imponerse costumbres, en contraposición es importante –sostiene– ayudar a mantenerlas e, incluso, trabajar para recuperar algunas tradiciones ancestrales perdidas para que el Perú continúe siendo un gran país megadiverso
culturalmente.
PUEBLOS VIVOS
Un vuelo largo para internarnos en el Santuario Nacional Manglares de Tumbes, un valioso ecosistema, antaño duramente depredado por la extracción indiscriminada de cangrejos y conchas negras, pero que hoy los mismos pobladores de las zonas aledañas participan en un proyecto de ecoturismo en armonía con la naturaleza.
Otra parada es Túcume, ubicado a 35 kilómetros de Chiclayo, que constituye un conjunto arqueológico de la cultura Moche, levantado en el bosque seco, cerca de poblados donde la cultura viva es el alma del lugar. Hay un plus a la visita: los trabajos de los artesanos que fabrican bisutería, joyería, bolsas, cofres, polos, cuadros y
otros artículos de calidad.
Cierra el circuito Chaparrí, la primera área de conservación privada creada en el Perú y un exitoso emprendimiento de turismo comunitario y conservacionista de la comunidad campesina de Santa Catalina de Chongoyape, en Lambayeque.
El tiempo del viajero se acaba, no sin antes mencionar los atractivos de Kuélap, Amazonas; la Granja Porcón de Cajamarca y el circuito que ofrece Vivencial Tours,
también en Cajamarca, en el nororiente del país, cada uno con sus singulares experiencias. Figuran también el albergue Konchukos Tambo Trek y el Inka Naani (que
podría traducirse como "camino pedestre construido por los incas"), en Áncash; así
como la Casa Matsiguenka, en el Manu; el proyecto de Rainforest Expeditions; Tambopata, y Rumbo al Dorado, Loreto, que muestra los secretos exóticos de la
Amazonía. Los 21 proyectos de turismo rural comunitario que impulsa el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo buscan ubicar al Perú en la cúspide internacional de esta
actividad. Riqueza hay, también ganas.
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