Es
necesario crear un quinto poder cívico, que no nazca desde la
prensa, sino desde una organización no gubernamental liderada
por periodistas, académicos y consumidores, para que haga contrapeso
al poder de los medios de comunicación, opina el director del
prestigioso diario francés Le Monde Diplomatique, Ignacio Ramonet.
“El
poder de los medios de comunicación es
el único que hoy no tiene contrapoder; eso no es sano en una democracia.
Un poder sin contrapoder tiene tendencia natural a ocupar todo el espacio,
a no saber dónde detenerse.”
Explica que el poder político tiene oposición
o los medios lo critican; y el poder económico
también la tiene en los sindicatos y la sociedad
que protesta, pero ello no sucede con el poder
mediático.
En diálogo con un diario colombiano, Ramonet
ha expresado que durante mucho tiempo el sueño de los políticos
era controlar la prensa y dominarla, pero que en esta época sucede
lo inverso: son los medios los que intimidan al poder político.
Signo de debilidad
Es curioso
ver que durante decenios la prensa
no se atrevió a atacar a los políticos y que hoy
la norma, en muchos países, sea “tirarlos por los suelos
y atacarlos”.
“Algunos lo ven como una prueba de la libertad
de prensa, yo veo eso como un signo de debilidad de lo político;
pero el poder mediático
no critica de la misma manera al económico,
que es el gran poder de este tiempo de globalización.”
Añade que el político es un poder legítimo,
mientras que el mediático es el resultado de
unas ambiciones económicas legítimas, pero sin
la misma legalidad.
Ramonet observa que los grandes grupos
mediáticos promocionan como noticia lo que sus empresas hacen,
y agrega que su preocupación es el beneficio y no la calidad de
la información.
“Ahora se vende, por eso prolifera la débil
calidad de la información, porque se prefiere llegar a más
gente, se hace algo que sea fácil de consumir y que le sirva al
anunciante. El medio es un poder que oprime al ciudadano, lo vende y
lo banaliza; no es un contrapoder.” |