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Los medios de comunicación tienen una deuda con la sociedad

EL destacado periodista colombiano Javier Darío Restrepo ensaya una mirada crítica del papel de los medios de comunicación en América Latina y advierte que, a la par de su notable desarrollo por los avances tecnológicos, hay un creciente deterioro en la calidad de la información de muchos medios. Se contribuye, entonces, a tener una ciudadania desinformada, “lo que permite dudar de la solidez de nuestras democracias”. Examina también la problemática
relación entre los medios y la política, y plantea
la necesidad de crear un contrapeso al reciente
poder de algunos medios, sobre todo de la televisión.
Restrepo, premio latinoamericano de ética periodística del Centro Latinoamericano de
Periodismo, es integrante de la fundación Nuevo
Periodismo Iberoamericano, de su amigo Gabriel
García Márquez. Tiene 40 años de experiencia en la prensa escrita, 25 en la televisión, varios libros escritos y es columnista de los más prestigiosos diarios colombianos.

¿Cuál es el cambio más importante en el periodismo en la última década?
–La tecnología. Ha permitido realizar el sueño
que tuvieron siempre los periodistas: pisar con su información el talón de los hechos, es decir, informar en el instante. Es algo que se observa sobre todo en la televisión, que dispone hoy de algo que era imposible antes, la posibilidad de transmitir los hechos en el momento en que suceden. Se ha ganado en inmediatez.

¿Y en qué se ha perdido?
–Desde el punto de vista cualitativo, se ha
perdido en profundidad. Esto constituye un peligro para los periodistas, para la audiencia, para los lectores. Hoy, la información se da sin suficientes datos, únicamente con lo que te ofrecen los sentidos, la vista, el oído. En los medios no hay tiempo ni calma suficientes para procesar la información y mirarla a través de la inteligencia.
La tecnología, como una ampliación de los sentidos, nos permite ver y oír al instante, pero no nos permite pensar, profundizar la información, ponerla en contexto.

¿Y en la prensa escrita?
–En la prensa escrita también sucede algo parecido.
Se ven los acontecimientos pero no se les
entiende, y eso es algo que han analizado los investigadores.
La gran deficiencia en la información de hoy es la deficiencia en su comprensión. Hay muchos instrumentos que ampliaron la capacidad
de acceder a la información, pero se ha deteriorado la comprensión de los hechos.

¿Qué otros elementos influyen en ese deterioro de la información?
–Kapuscinski sostiene que la crisis de la prensa
moderna comenzó cuando la noticia se convirtió
en una mercancía. Cuando la información que se califica según se venda o no, disminuye
sustancialmente su calidad, se convierte en un
producto más que se tramita y se manipula como se hace con cualquier mercancía, de acuerdo con unos intereses de ganancia, pero ya no con interés de servicio a la sociedad.

¿Cómo repercute eso en la sociedad y
la democracia?

–Es un inmenso peligro, porque produce una
sociedad desinformada. La solidez de una democracia depende de la información de sus ciudadanos.
Hay una verdadera democracia si hay ciudadanos bien informados. Si la mayoría está desinformada, y el nivel común y corriente de
nuestros países es de una ciudadanía desinformada, hay muchos motivos para dudar de la solidez de la democracia en nuestros países.

¿Se ha diluido la responsabilidad social?
–Es evidente. Hoy se piensa a los medios
como si fueran una empresa cualquiera y resulta que cualquier medio de comunicación tiene una responsabilidad y una deuda con la sociedad. Esa es la deuda de la que no se han hecho conscientes los medios de comunicación. Creen que son como cualquier otra empresa, empresas para ganar y que no tienen que pagarle ninguna deuda a la sociedad, y resulta que el medio de comunicación, por el solo hecho de serlo, ya tiene adquirido un compromiso con la sociedad.

“PRISIÓN DE LOS POLÍTICOS”

¿Ha cambiado la relación entre los medios y
el poder político?
–Hay una relación muy peligrosa que se observa
en muchos países, sobre todo en Centroamérica, donde los políticos han adquirido medios de comunicación y los utilizan como otra herramienta más de trabajo electoral. En ese caso, el medio de comunicación pierde toda su naturaleza y eso es una forma de usurparle a la sociedad algo que es sólo de ella. Al fin y al cabo, los medios de comunicación, lo mismo que la información, son un bien social, no un bien individual o particular, así sean los medios propiedad de un político.

Algunos sostienen que los medios equiparan
el poder de los políticos, ¿cuán cierto
es eso?

–Esa es otra forma de relación entre los políticos y medios. Los medios de comunicación en su desarrollo han llegado a convertirse prácticamente en una especie de prisión de los políticos. Es decir, los políticos son utilizados por muchos medios de comunicación y eso se ve particularmente en los medios grandes, que están vinculados con otras empresas e industrias. Entonces, se convierten en un poder grande.

¿Es un fenómeno nuevo?
–Se produce desde la década pasada. Coincide
con el desarrollo mismo de las tecnologías
de las comunicaciones y con esa cierta incapacidad de los líderes políticos para presentar programas e ideas. Cuando un político es incapaz de presentar programas, ideas, poner la agenda, acude a la publicidad y cae en el poder de los medios de comunicación.

¿Los medios han acrecentado su poder?
–Sí. Recientemente, se hizo un informe del
PNUD sobre el estado de la democracia en América Latina. Una evaluación en la que se preguntó a líderes de la sociedad respecto de dónde estaba el poder.
El estudio refleja que un 69 a 70 por ciento de
los consultados dice que el poder está en los medios de comunicación. El 79 por ciento cree que el poder está en manos de la economía.
El crecimiento del poder de los medios de comunicación ha logrado este fenómeno. Están
aprisionando prácticamente a los políticos. Esta
es una versión muy distinta a la relación que nos habituamos a observar, que es la del político que se vale de los medios de comunicación para su dominio.

“NI CUARTO, NI QUINTO, NI SEXTO PODER”

Los poderes, en democracia, suelen tener
contrapesos. ¿Falta un contrapeso frente al
poder de los medios?

–El contrapeso al poder de los medios es necesario y lo puede ejercer la sociedad. Eso supone, sin embargo, que exista una sociedad consciente de su poder frente a los medios de comunicación.
Lo que estamos contemplando ahora, el horizonte que se nos muestra en nuestros países, es de una sociedad completamente pasiva frente a los medios de comunicación, que recibe lo que éstos le dan sin ninguna distancia crítica.

¿Piensa en una ONG, periodistas, académicos, consumidores?
–No, tiene que ser algo mucho más amplio
que una ONG. En estos momentos se gestan en
varios países una preocupación y un movimiento en el sentido de alfabetizar a la población en medios. En algunas naciones existen, por ejemplo, ligas de televidentes. Si eso se extendiera llegarían a formar un poder capaz de controlar los medios de comunicación. Y ese sería el poder más legítimo. Es muy desconfiable cualquier medida que vayan a tomar los gobiernos en este sentido, porque se sabe que tienen esa dificultad de falta de credibilidad para asumir este rol. En cambio, la población es la que está llamada a eso. Una población alfabetizada en medios es una población que tiene instrumentos con los cuales construir un contrapeso al poder de los medios de comunicación.

¿Cree que los medios son el cuarto
poder?

En realidad, no son ni el cuarto ni el quinto ni
el sexto poder. El cuarto poder es la población. Todo el poder que tienen los medios de comunicación deriva de su servicio a la población. Habrá un contrapeso a los medios cuando la sociedad, compuesta por gente capaz de mirar críticamente a los medios de comunicación, sea la que configure la
agenda de los medios de comunicación.

¿Cuál es el rol de los periodistas frente
a esta situación?

–En la medida en que tomen conciencia de
la importancia de su tarea y de sus deberes
pueden ser un elemento que contribuya a ese
equilibrio y contrapeso frente al poder medio
irracional y caprichosamente ejercido por los
propietarios y por directores que no son conscientes de la tarea social que les corresponde a los medios de comunicación.

Gira Presidencial

 

 

 

 

 

 

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