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El turismo, una actividad económIca todavía subexplotada
Sudamérica como marca


Tarea pendiente: establecer mecanismos intrarregionales de cooperación para promover el turismo y crear circuitos multidestino

l A principios de 2003, nace en el Perú un espacio de confluencia y un mecanismo de búsqueda de solución estructural al desarrollo social de nuestros países, basado en el turismo como actividad de integración económica. La estrategia se fundamenta en la diversidad de riquezas culturales, naturales, sociales y ambientales que se conjugan en las oportunidades que surgen a partir del fenómeno mundial del 11 de setiembre.
Pues bien, toda esta coyuntura y adicionalmente la guerra con Irak nos hacen volver a mirarnos los unos a los otros en Sudamérica y encontrar un mercado subexplotado desde el punto de vista turístico.
Esta campaña de conocimiento, concertación y promoción, mediante la cual deberíamos establecer mecanismos intrarregionales de cooperación para promover el turismo entre y para ciudadanos de Sudamérica, tiene como finalidad inicial crear una base de datos, unir criterios y formular comunicaciones que fomenten la circulación de ciudadanos dentro de nuestro continente. Ello con un objetivo a largo plazo: la consolidación de una marca turística sudamericana para el mercado del turismo receptivo proveniente de los principales mercados emisores del mundo, basada en el multidestino.
Éste es un gran reto, difícil de conseguir en el corto plazo e incluso en el largo aliento, ya que implica superar diversas barreras de idiosincrasia, cultura y estrategias de desarrollo propio, en pos de la identificación de metas comunes que culmine en circuitos turísticos sudamericanos. Las cifras que se muestran establecen montos importantes en volúmenes cuantitativos y cualitativos sobre la llegada y los ingresos que genera el turismo en la región.
Brasil tiene una población de 178 millones de personas, de las cuales el 7% viaja al extranjero y tiene ingresos superiores a los 35 mil dólares anuales; sin embargo, al Perú llegaron en 2003 solamente 29,016 viajeros, de los cuales el 60% vino exclusivamente por turismo. En promedio, visitan cinco ciudades, especialmente en el sur del Perú, todos van al Cusco, están unos nueve días y gastan una media de 75 dólares diarios. Son turistas que cuentan con estudios superiores y de ingresos económicos medio-altos; es decir, tenemos un potencial por desarrollar.
Igualmente, de Argentina llegan 39 mil 242 viajeros, pero sólo el 28% de ellos son turistas y principalmente vienen como una segunda visita después de Chile, conocen usualmente 2 ciudades, Lima y sólo el 35% va al Cusco a recorrer Machu Picchu. Se quedan en promedio una semana y gastan 57 dólares al día.
Con los demás países, como Colombia, Argentina y el propio Brasil, tenemos el espacio suficiente para desarrollar campañas de sensibilización en productos únicos como lo son Machu Picchu, las Líneas de Nasca, el Cañón del Colca, Kuélap, Túcume y Chan Chan, sin dejar a Lima como la Capital Gastronómica de América.

Carlos Canales Anchorena. Presidente de la Cámara
Nacional de Turismo del Perú (Canatur)


Un destino turístico por explorar

En 2003 el turismo internacional vivió otro año difícil, en el que ocurrieron tres factores negativos: el conflicto de Iraq, el brote de síndrome respiratorio agudo y grave (SARS) y la debilidad de las economías. Sin embargo, el intercambio del flujo turístico entre los países de América se recuperó en un 15 por ciento. Este aumento se cimentó en la estabilidad política y económica a escala regional, de los tipos de cambio favorables y la mejora de la economía de los Estados Unidos.
La importancia de la actividad turística por sus efectos económicos, sociales, culturales y ambientales en el nivel mundial y de las comunidades concretas que en ella intervienen, como receptoras o emisoras de visitantes, es un hecho que, ante la evidencia de las cifras, pocos se atreven a cuestionar.
No obstante, sólo 14.5 millones turistas visitaron Sudamérica, lo que representa el 2 por ciento del total del turismo mundial. A la luz de las cifras es notorio que existe un mayor potencial de expansión de la actividad turística, más aún si se ofrece un paquete regional tras la implementación de la CSN.
En Sudamérica, la Argentina, que sigue beneficiándose del ajuste de precios posterior a la devaluación de 2002, ha reportado un incremento del flujo de turistas de 11 por ciento en el primer semestre. Las llegadas también han experimentado una mejora en Uruguay (29%), Chile (17%), Paraguay (15%) y Ecuador (7%).

La semilla de la unidad sudamericana

El gran sueño


Los primeros ensayos
por consagrar una América hispana soberana y convertida en gran nación

l La idea de la unión de los países sudamericanos es tan antigua como la partida de nacimiento de las repúblicas en la región. De lejos, el más importante visionario que nos advirtió acerca de los riesgos de mantenernos divididos y acerca de la necesidad de la creación de una organización sudamericana fue el Gran Libertador Simón Bolívar
Pero en ese camino tuvo que enfrentarse con políticos nacionalistas y liberales, así como con caudillos militares, quienes veían en su proyecto un gran peligro para sus propios intereses.
Sus primeros escritos políticos acerca del tema reflejan sus esperanzas y también sus frustraciones sobre la América hispana. En su Carta de Jamaica, escrita en 1815, Bolívar citaba al conde de Montesquieu para referirse al carácter del pueblo americano. "Es más difícil sacar un pueblo de la servidumbre que subyugar uno libre. Esta verdad está comprobada por los anales de todos los tiempos, que nos muestran las más de las naciones libres, sometidas al yugo, y muy pocas de las esclavas recobrar su libertad".
Pero tienen que pasar diez años para que Bolívar aplicara sus ideales integracionistas. El general caraqueño notó que las nuevas repúblicas sudamericanas eran débiles y novatas, mientras que el gran poderío de Estados Unidos comenzaba a sentirse en la región en la medida en que las potencias europeas retiraban sus colonias. Ante el temor de que el peso de este gran país se impusiera en la región, el Libertador pensaba que la única manera de contrarrestar dicha influencia era que los países de la región pidieran voluntariamente la protección de Inglaterra.
Según una carta que escribió al general Francisco de P. Santander, el Libertador sostenía que "en la infancia necesitamos apoyo que en la virilidad sabremos defender". No obstante, Inglaterra no mostró mayor interés de servir de contrapeso a Estados Unidos.
Con el fin de contrarrestar el poder de la naciente potencia industrial de la América anglosajona del norte, el Libertador impulsa la formación de una Confederación Americana -que debería estar formada por Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, México y Centro América- con miras a unificar la "América hispana".
El Congreso Anfictiónico para discutir este fin se reunió por primera vez en Panamá -que era una provincia de Colombia-, convocado por Bolívar el 22 de junio de 1826. A dicha reunión sólo asistieron los representantes de Colombia, Guatemala, México y el Perú. Pese a su oposición, fueron invitados Estados Unidos y Brasil, pero no concurrieron. El Congreso de Estados Unidos, dominados por políticos sureños, temía que se declarara la abolición de la esclavitud, por lo que prohibieron a su presidente ir a Panamá. Mientras que Brasil continuaba siendo monárquico y esclavista.
La reunión de Panamá, según el historiador colombiano Alberto Miramón, buscaba encontrar la solidaridad de los Estados del continente americano y establecer pautas para la cooperación mutua destinada a la defensa territorial, con el fin de garantizar la recién ganada independencia.
Se discutió también por el establecimiento de un sistema que regulara las relaciones exteriores, de tal manera que cualquier conflicto se canalizara por medios pacíficos. Además, se pedía la adopción de la política del principio del derecho internacional de la "no intervención" en los asuntos internos y la libertad de los esclavos.
Aunque no se ratificaron los acuerdos, con excepción de Colombia, debido al estallido de los conflictos internos y los recelos nacionalistas, Bolívar dejó sembrada en la conciencia de los sudamericanos la idea de la necesidad de unidad para enfrentar problemas comunes entre los países de la región.


Ayacucho,
9 de diciembre


l No es gratuito que como parte de las actividades conmemorativas del 180º aniversario de la Batalla de Ayacucho, los presidentes de la región se reúnan en la histórica Pampa de la Quinua.
La historia relata que fueron las batallas de Junín y Ayacucho las estocadas finales de las fuerzas patriotas, integradas por militares argentinos, chilenos, colombianos, venezolanos y peruanos, contra las intenciones de las fuerzas realistas de prolongar la colonia española.
Pese a la ausencia de Bolívar, debido a una expresa prohibición del vicepresidente de la Gran Colombia, el general Santander, el espíritu del Libertador estuvo presente en la batalla final de ese histórico 9 de diciembre. En esta oportunidad, el mando recayó en el general Antonio José de Sucre, quien con 5,870 soldados enfrentó a 9,520 soldados realistas al mando del mismo virrey José de La Serna.
Especial mención merecen los montoneros, quienes provenían de las punas huantinas de Iquicha, Huando y Chincheros. Las tropas patriotas formaban un crisol de etnias y culturas reunidos con un objetivo común: ver una Sudamérica libre.


El Peruano y Bolívar


l El Libertador Simón Bolívar fundó El Peruano independiente el 29 de octubre de 1825 en una coyuntura muy especial. No había pasado ni un año de la victoria de la Batalla de Ayacucho que llenó de gloria al Libertador cuando comenzaban a soplar vientos antibolivarianos en Lima.
En el editorial del primer número de El Peruano del 13 de mayo de 1826 se puede observar el valor que Bolívar daba a la opinión pública. "Cuando un pueblo ha superado grandes contrastes políticos y espera repararlos consolidando su administración, es un deber sagrado sostenerla, desenvolviendo los principios de justicia y utilidad común que sirvieron de base a las reformas", escribía.
El primer editor del periódico fue el general de brigada venezolano Tomás de Heres. Él fue el responsable de varias publicaciones promovidas por el general José de San Martín y Simón Bolívar.
El Peruano se convirtió así en uno de los pilares de la lucha por la opinión pública que defendía los ideales y sueños bolivarianos.

 

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"La institucionalización de la comunidad ocurrirá en el primer semestre de 2005, cuando los presidentes aprueben en Brasil la Carta Constitutiva, documento definitivo que será sometido a ratificación de los parlamentos de cada país."
Leila Rachid, canciller de Paraguay

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