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Todas las sangres El 29 de agosto del año
2000 fue una fecha histórica para los países sudamericanos,
cuando, por la primera vez, los Jefes de Estado y de Gobierno de los países
de la región se reunieron, en Brasilia, para iniciar el montaje de
un proceso que alcanzará, esta semana, en la ciudad del Cusco, una
nueva articulación política e institucional. No será
una mera coincidencia histórica que la ciudad, que ya fue legítimamente
considerada como "el Ombligo del mundo", sea el sitio donde los
mandatarios de los doce países sudamericanos formalizarán
la Comunidad de Naciones de nuestra región. Una de las características
principales del así llamado proceso de globalización es exactamente
la escalada de la integración de espacios geográficos contiguos.
Un analista internacional ya había señalado, en el inicio
de la década de 1990, que el Estado nacional se había tornado
"demasiadamente grande para las cosas pequeñas, y demasiadamente
pequeño para las cosas grandes". Es por eso, justamente, que
habemos de celebrar la conformación de la nueva Comunidad Sudamericana
como la justa medida de nuestras fuerzas para enfrentar, unidos, estos nuevos
retos y desafíos de la globalización. La vieja idea bolivariana
de la comunidad, después de 180 años de debates, aportaciones,
avances y reveses, tiene una nueva cita. Los elementos apuntan a un paso
más en la configuración de la comunidad. Quienes practicamos
la concepción del multilateralismo eficaz, esperamos que más
allá de la tradicional declaración, en breve los Estados comiencen
a mostrar realidades. Nuestros pueblos necesitan con urgencia mercados comunes,
agroindustrias e industrias competitivas, sistemas de aduanas y regímenes
de importación que se olviden de barreras y abran campo para que
los consumidores puedan tener acceso a productos buenos, bonitos y baratos.
En el campo social todos queremos libre y responsable tránsito, homologaciones
de títulos académicos, igualdad en oportunidades de trabajo,
seguridad sanitaria y pensionaria sin distinción de nacionalidad.
Para lograrlo es necesario pasar de la retórica a la práctica.
Si para ello sirven las cumbres, pues bienvenido sea todo lo que se aproxima;
pero si no obtenemos en breve realidades, caerá sobre el evento un
manto de frustración semejante al del propio Libertador cuando se
enteró de los modestos resultados del Congreso Anfictiónico
de Panamá. Vamos pues al Cusco y al sagrado campo de la libertad,
el de la Batalla de Ayacucho, con optimismo; pero con los pies puestos sobre
la tierra." Chile manifiesta su compromiso
con el proyecto de la construcción progresiva de la Comunidad Sudamericana
de Naciones, sobre la base del estrechamiento de la relación institucional
entre el Mercosur, la CAN y mi país, tal como fuera acordado por
los presidentes del Mercosur y Estados Asociados en la Declaración
de Puerto Iguazú, el 8 de julio pasado. La declaración que
será suscrita en el Cusco por los presidentes sudamericanos es un
hecho muy importante, que si bien no es un paso inmediato a la integración
plena de Sudamérica, sentará las bases para una nueva forma
de coordinación, concertación e integración. Tenemos
una historia compartida y ella nos ayudará a construir una identidad
sudamericana. Gradualmente tendremos que apuntar a la construcción
de una zona de libre comercio, cuyo sustento es la actual relación
contractual entre la Comunidad Andina y Mercosur. En ese sentido, deberemos
edificar basados en nuestras complementariedades económicas y con
consensos políticos. Conforme afirmó el ministro de Relaciones
Exteriores y Culto de Bolivia, esta comunidad tendrá tres vertientes
principales de actuación: la económica y comercial, la política
y la física. La integración de esta última en los ámbitos
energético, de infraestructura y de comunicaciones, son hoy necesidades
irrenunciables para el desarrollo de nuestros pueblos. De esta manera, buscaremos
articular planes nacionales de lucha contra la pobreza con proyectos en
los ejes de integración y desarrollo sudamericanos. Por todo ello,
debemos congratularnos por la constitución de la Comunidad Sudamericana
de Naciones, en una coyuntura internacional en la que constatamos que la
integración es la vía más objetiva para el desarrollo
y que solamente a través de la unidad planificada podremos conseguir
una inserción internacional equitativa y acorde a nuestras necesidades."
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"La
Cumbre Sudamericana de Naciones es uno de los acontecimientos más
importantes de la historia moderna porque por primera vez vamos a lograr
el sueño bolivariano de tener una comunidad propia, que va a actuar
tanto en el ámbito político como en el de la integración,
la cooperación y la infraestructura física. |
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